El 11 de setiembre de 1888 fallecía en Asunción, Paraguay, Domingo Faustino Sarmiento, personalidad política, literaria e intelectual que mantuvo entre sus principales preocupaciones una idea de educación pública que resultara para la época la vía de conducción del Estado argentino hacia el progreso y al culto de la civilización. Con una actividad incesante en todo lo referido a educación pública —fundación de escuelas, confección de programas y difusión de avances científicos—, Sarmiento se posicionó como unos de los precursores de la escuela moderna en Argentina.
En 1943, la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, celebrada en Panamá, resolvió decretar el 11 de setiembre como Día del Maestro para todo el continente americano en honor al fallecimiento de Sarmiento, pero también en reconocimiento a la importancia que implica el trabajo y disposición de todos los maestros que día a día realizan su trabajo en las escuelas.
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